à SRª ALICE BARBOSA LUZ: de niña a mulher
à TI ALICE BARBOSA LUZ…
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        Tengo una amiga mui preciosa em Mato Grosso – Brazil, Deuseilde Luz, que un dÃa me habló de su madre, que se caso cuando apenas tenia 14 años y tuvo 14 hijos, sanos y fuertes y con una educación que ella procuró para todos.
       Un dia mi amiga Deusalinde me presento a su madre y quedé sorprendido por la paz que me transmitÃa.
         Mostraba un vigor súbito, cabeza redonda, cabellos grises, todavÃa apretados, frente entre blanca y morena, ojos metálicos, inquietos y menudos, que aun se reducÃan mas cuando miraba con interés pretendiendo agradar, la nariz con cierta gracia y la boca carnosa.
       Sus manos un poco arrugadas. Su sonrisa es dulce y candorosa, recogÃa su fino pelo con un moño y vestia con la sencillez de una mujer cuando está en la intimidad de su hogar. Su figura todavÃa conserva rasgos de la belleza que debió tener en su juventud. Nada en ella delata una vida llena de trabajo en un hogar con catorce hijos.
Para compensar su gentileza conmigo quise hacerla un poema que quizás no sea el mejor posible, pero si el que esta hecho con mas carinho y admiración.
DE NIÑA A MUJER.
Por que naciste en tiempo,
de las mujeres sumisas,Â
por que tu mujer nacÃas
en una casa de obreros.
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El dÃa del nacimiento
en tu cuna colocaron
puntillas, gasas y lazos
para señalar tu sexo.
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Tus padres te regalaron,
muñecos  y biberones,
para los hijos varones
tuvieron otros regalos.
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aprendiste de pequeña,
a ser niña complaciente
dócil, sumisa, obediente
dulce servicial y buena.
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Por condición tu traÃas,
La limpieza de tu alma,
las virtudes mas humanas
y las gracias mas bonitas.
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Desde una edad muy temprana,
cargaste sobre tu espalda,
una carga muy pesada
que aceptaste ilusionada.
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Con solo catorce añitos,
saliste para la boda,
cuando eras una rosa
o mejor… un capullito
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Te encontraste sin pensar,
el noviazgo y casamiento
concediste tu “si quieroâ€
sin disfrutar mocedad.
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Te dormiste siendo niña
y despertarte mujer,
sin tiempo para saber
lo que mas te convenÃa
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No se si tu lo elegiste
o si fuiste la escogida,
mas sé que cambió tu vida
y en madre te convertiste.
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a tus muñecas de siempre
relegaste al olvido,
cuando supiste que un niño
albergabas en tu vientre.
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Tuviste un hijo precioso,
y tu cariño de madre,
te bastó para cuidarle
y hacerle crecer hermoso.
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Solo con catorce añitos,
llegó a tu vida un bebé,
te hizo ser una mujer
y madre de  tu angelito
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nuevamente sin tardanza,
en tu cuerpo adolescente,
se movÃa nuevamente
outra pequenha crianza.
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Asin um ano tras otro,
la familia fue creciendo
y tu en silencio sufriendo
para cuidar bien a todos
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VIDA Y ENTREGA
Eran tiempos de carencias,
de mujeres sin derechos,
que pertenecÃan a un dueño
bendecido por la iglesia.
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Era la mejor esposa,
la mas dócil y callada,
la mas fuerte y abnegada.
la que sufrÃa silenciosa.
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la que cuidaba a su esposo,
la que lavaba y planchaba,
zurcÃa ropa y cocinaba
sin descanso ni reposo.
Al tiempo que se casaba,
aceptaban tantos hijos,
como el designio divino
quisiera proporcionarla.
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Tu Alicia pariste mas,
por que te casaste moza,
por ser niña muy hermosa
presta para ser  mamá.
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Tuviste catorce partos
y en cada uno aumentaste,Â
sobre tus hombros de madre
el peso de tus quebrantos.
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Tu Alice…
Siendo madre desde niña,
por ser tan inteligente,
aprendiste de repente
en la escuela de la vida.
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DÃa tras dÃa entregada,Â
para salir adelante,Â
como esposa y como madre,
como novia enamorada.
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Un hombre trabajador,
campesino y muy juicioso,
fue tu marido amoroso
nunca hubo un padre mejor.
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Sin descanso ni respiro,
los dos juntos de la mano,
caminando paso a paso
fuisteis criando a los hijos.
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Los años fueron pasando
y tus pequeños creciendo,
estudiando y aprendiendo,
con salud y bien cuidados.
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No fue fácil gobernar,
Cuando al mismo tiempo habÃa,
juntos niños con las niñas,
adolescencia y pubertadÂ
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Mil manos para lavar,
 cocinar y mucho mas,
 precisaba la mamá,
cada dÃa sin parar.
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Cuidabas del sarampión,
de paperas y viruela,
de difteria y varicela,
sin mas medios que tu amor.
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Discúlpeme Alicia amiga,
si en mi poema descubres,
que hay errores o no supe
escribirte una poesÃa.
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Quiero que tengas muy claro.
qué escribo por que te admiro,
por esos catorce niños
que a este mundo has aportado
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Asi te vi Alice
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Ahora tu vida tranquila,
transcurre en nido vacÃo,
callado, solitario, frÃo,
sin nada que llene tu vida.
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Hace poco tu hogar tenia,
retozos, risas y llantos,
gozos, caricias y cantos,
inocente y feliz alegrÃa.
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Poco a poco pasaron los años
y los hijos te fueron creciendo,
se fueron a sus nidos nuevos
y tu nido se fue vaciando.
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Tu casa que fue bulliciosa
está llena de silencios,
de añoranzas y recuerdos,
y de historias muy hermosas.
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Orgullo de madre amorosa
que nunca reparó en esfuerzos
de la mano de un marido, bueno,
buena madre y… mejor esposa
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En tus largas soledades,
te gozas de hablar con ellos,
desde el hijo mas pequeño,
hasta el primero y mas grande.
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Mientras yo te saludaba,Â
vi tu mirada serena,
mirada de mujer buena
que de frente me miraba.
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Como pasa el tiempo señora,
Alice como pasa el tiempo,
ese tiempo que fue lento,
ahora sin riendas galopa,
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mirando hacia atrás fue breve,
mirando hacia atrás comprendo,
que el tiempo se fue corriendo
y todo problema fue leve.
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Aquellos tus cabellos negros,
 en plata se han ido vistiendo,
testigos ciertos del tiempo,
 que te llenó de recuerdos.
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 Tristeza yo vi en tu rostro,
por los hijos que ya fueron,
por tu amor que está en el cielo,
por que están lejos los otros.
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Quisiera Alice querida,
llegar a su corazón,
para poner una flor,
donde tienes tus heridas.
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Yo se que mereces mas,
pero solo tengo versos,
que quiero que sean los besos,
para una madre ejemplar.
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Para Alice la madre de “Luz”
*José Luis Pindado
17/02/2009
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